lunes, 8 de mayo de 2017

PROGRESO Y FACILIDAD

Por Roberto Patrón Zepeda

Última modificación: Lunes 09 de mayo de 2017, 10:06 am

En los países con mayor grado de progreso, las relaciones sociales son mucho más abiertas, más liberales.

Entre los mexicanos está muy extendido el prejuicio de que la sociedad estadounidense está degenerada y en un proceso de creciente degeneración y corrupción moral. Esta es una creencia, por supuesto, muy equivocada, que casi todos los mexicanos tienen, y que comparten con ellos los individuos más atrasados también de muchos otros países como México.

La causa de este error de los mexicanos, es uno de los puntos más importantes que pienso tratar en estos escritos. Es un tema de importancia primordial, porque constituye una de las principales causas del atraso de todos los individuos que en ese nivel se encuentran en cualquier país del mundo, y especialmente, de manera predominante, en los países más atrasados, como México.

El problema, la causa, consiste en el aferrarse a la cómoda postura, que ya es demasiado infantil para nuestra edad cronológica y biológica, de no ser libres, de seguir dependiendo de otros, de Dios en todo (hasta queriendo recibir milagros cuando no queremos trabajar en nosotros mismos suficientemente) y de simples principios morales que ya son absurdos en la actualidad, que los individuos y las sociedades de los países más adelantados ya han —un poco más que los más atrasados— comenzado a deponer, de manera gradual.

Los mexicanos, en gran parte, especialmente muchos de los que han vivido o viven en los Estados Unidos, tienen la costumbre de tachar a los "gringos", a los estadounidenses, como demasiado fríos y distantes en sus relaciones intrafamiliares e incluso sociales en general, confundiendo con algo malo la relativamente mayor independencia en los individuos en países como los Estados Unidos, y de la cual depende en gran parte el progreso, en todos los aspectos que estos países han alcanzado, sin que de ninguna manera haya en ello algo malo en lo esencial. Critican esa independencia simplemente porque la temen y porque no tienen ni el valor ni la disposición a realizar el esfuerzo que para también lograrla se requiere, y ni siquiera les interesa escuchar hablar respecto a un tema como este, como no sea para denigrar gratuitamente estos avances verdaderos de las sociedades adelantadas.

Miran con recelo y como desintegración social el hecho de que los jóvenes en Estados Unidos a edades presumiblemente tempranas ya vivan aparte de sus padres, es decir, ese hecho que contradice su deseo de que sus hijos, y ellos mismos cuando jóvenes, sean retrasados mentales por toda la vida "adulta" o cuando menos durante otros muchos años más, para poder seguir dependiendo unos de otros en una vida tambaleante, en la que sienten que se caen si no disponen de sobre quienes recargarse en ese errático existir efecto de cobardía y de pereza emocional e intelectual.

Y lo mismo respecto a coger con presumible precocidad y con mayor facilidad —de lo cual enseguida hablaré—, en cuanto a las uniones libres y respecto a los divorcios, más abundantes y que, por cierto, constituyen las formas más inteligentes de divorciarse, cuando esta reacción a un fracaso se tiene que dar. A diferencia de esos otros mucho más comunes que en los Estados Unidos, "divorcios" en sentido amplio en cambio pésimos que en los países muy atrasados son lo que prevalece, en que las parejas continúan viviendo juntas, pero sin unión emocional y de hecho en muchísimos casos con extrema repulsión en este aspecto, simplemente porque a causa de esa misma cobardía, pereza, desidia y conformismo que antes ya he mencionado, prefieren no llegar al divorcio en el sentido estricto. ¿Sabes cuántos divorcios de este pésimo tipo hay en México? Los cuales son mucho más dañinos que los divorcios que formalmente se registran en países como los Estados Unidos y que ridículamente en México se critican para continuar con mujeres golpeadas y niños golpeados casi a diario en muchos miles de estos casos por el resto de las vidas de cuando menos esas mujeres, o cuando menos durante décadas; y otras muchas más parejas en que discusiones, ofensas y tensiones diarias hacen un verdadero infierno de esa forma de "vivir".

En México, además, así como en muchos otros países de atraso similarmente serio, esos terribles matrimonios obstinados en su "cómodo" y cobarde optar por y continuar dentro del peor de los divorcios posibles, tienen como una de sus principales causas de sus peleas conyugales los celos, que, desde luego, son consecuencia también de esas antedichas cobardía e inseguridad.

Uno de los rasgos más distintivos de los países más atrasados y de la gente más atrasada, es un gratuita, cobarde y perezosamente tachar de moralmente degenerado lo que en realidad es resultado del valiente y atrevido actuar que es típico de las personas y países con mayor progreso. Para, como si esa actitud incomprensiva y verdaderamente insultante no fuera poco, luego buscar, y hasta de modo exigente y ofensivo, la ayuda de esas otras personas y países, como lo hace México ante los Estados Unidos, cuando éste (y digo éste, este país, y no Trump, porque este otro no es más que un representante de la mayoría de los ciudadanos de ese país) decide sacudirse un poco los parásitos.

La gente más atrasada del mundo ha hecho de sus totalmente gratuitos, irracionales, principios morales extra limitantes un escudo para su "cómoda" cobardía, pereza e irresponsabilidad. Y es, por supuesto, un escudo que nunca los protege más que de su propia conciencia, más que de la posibilidad de una autoculpabilización, porque, por supuesto, las personas más adelantadas saben muy bien lo que ocurre y no van nunca a ceder a esos absurdos caprichos de cobardes y haraganes. Simplemente tratan a éstos como a niños caprichosos y autosobreconsentidos, haciéndolos a un lado cuando se les atraviesan en el camino para exigirles limosna.

A propósito de la "comodidad" que aquí vengo irónicamente entrecomillando, la naturaleza nos ofrece esta muy interesante e inteligente paradoja: cuanto más trata uno de vivir cómodamente sin trabajar, más incómodamente se vive y más se trabaja. Lo cual no es más que otra forma de decir esta frase que es muy usual en México: "el flojo trabaja doble". Los mexicanos suelen alegar que son muy trabajadores, y de hecho así es (en el sentido de que trabajan mucho, no de que les guste trabajar); las estadísticas muestran que los mexicanos estamos entre los que más horas al día trabajamos y, al mismo tiempo, menos dinero ganamos en proporción con ese largo tiempo trabajado. Pero ese trabajo excesivo no se debe a que a los mexicanos nos fascine trabajar, sino precisamente al hecho que acabo de mencionar: a que tratamos hasta el máximo trabajar lo menos posible, de la forma equivocada.

Para entender bien este punto, es preciso distinguir explícitamente dos tipos muy distintos de trabajo, puesto que aquí estoy usando dos distintos conceptos para este término.

El primero de estos conceptos es el general, el que normalmente usamos todos; y el segundo es el que llamo "trabajo volitivo" o "trabajo resolutivo", que es un tipo específico de trabajo que consiste en la decisión, la resolución aplicada a algo que por algún motivo (temor, inseguridad, pereza) nos resistimos a hacer. No hay trabajo resolutivo cuando hacemos algo a lo que no nos resistimos, pese a que ese trabajo implique grandes esfuerzos, y de hecho muchas veces es así, hasta el grado de que, curiosamente, ocurre que los trabajos más pesados y a la vez más prolongados, que por lo general son principalmente físicos, es decir los trabajos más "matados", son trabajos NO resolutivos, y por eso, precisamente, son tan pesados, y por lo general muy mal pagados al mismo tiempo. Suelen ser al mismo tiempo los más ingratos, esto es, lo más mezquinamente remunerados.

Los más pesados y más ingratos trabajos del mundo, son siempre resultantes de muy pobres cantidades de trabajo resolutivo. Cuanto más trabajamos volitivamente, menos pesado es nuestro trabajo, o menos trabajamos físicamente.

La distinción entre estas dos formas de trabajo no equivale exactamente a "trabajo mental" y "trabajo físico". El trabajo mental es algo mucho más general que el trabajo volitivo, y éste, el trabajo volitivo es solo una parte específica del trabajo mental. Sería muy vago y muy ineficaz decir que necesitamos realizar más trabajo mental para trabajar menos físicamente. Sería acertado decir tal cosa, pero lo sería mucho menos y mucho menos eficaz que señalar directamente la parte más importante del trabajo mental en ello, que es el trabajo volitivo o resolutivo.

Aunque todo trabajo volitivo es un trabajo mental, no todo trabajo mental es un trabajo volitivo. De hecho hay muchos trabajos mentales que son muy tediosos, y por lo tanto tan pesados, pero a la vez tan sencillos, que casi no implican, o no lo implican en absoluto a la hora de elegirlos, trabajo volitivo, y por eso son tan pesados, como si fueran físicos. De hecho, mientras los realizamos podemos caer dormidos de aburrimiento con la misma contundencia con que una larga jornada consistente en cargar muchos sacos de 50 kilos de cemento puede hacernos caer. Entonces, hay trabajos mentales que no son volitivos.

Los trabajos volitivos no son pesados, no al menos en el mismo sentido en que lo son los no volitivos; sin embargo, por supuesto, hay en ellos cierto grado de dificultad, y por ello son trabajo, cuestan trabajo, esfuerzo, y se les tiende a rechazar. Cuando hay una equivalencia en cuanto a resultados, en cuanto a eficacia, entre el trabajo volitivo y el no volitivo, hay entre uno y otro una enorme desproporción volumétrica y temporal. No así en el caso del peso o la masa de estas formas de energía; esto es, no así en la energía contenida en uno y otro, puesto de ésta depende, de manera directamente proporcional, el efecto logrado, en ambos casos.

Esto implica que una determinada cantidad de trabajo volitivo es como una minúscula, en volumen, porción de materia, que contiene una enorme cantidad de masa (o dicho de otra forma, como una gran cantidad de materia muy comprimida), y por lo tanto de energía, y por ello es mucho más eficaz que un trabajo no volitivo del mismo tamaño, y es igual de eficaz que un trabajo no volitivo de tamaño gigantesco.

A final de cuentas, una parte pequeña de trabajo volitivo pesa lo mismo que una enorme parte de trabajo no volitivo, esto es, cuesta lo mismo; pero por alguna causa, que más abajo mencionaré, a muchas personas el trabajo volitivo nos asusta más o tendemos a enfrentarlo menos que en los casos de otras personas ante estas dos formas de trabajo.

Aunque actualmente sería difícil comparar con exactitud estas dos formas de trabajo en cuanto a su capacidad para conseguir un mismo resultado, para darnos una idea clara de la desproporción entre una y otra forma de trabajar, podemos bien decir que un gramo de trabajo volitivo equivale a un kilogramo de trabajo no volitivo, o que un segundo de trabajo volitivo equivale a una hora de trabajo no volitivo, por mencionar cantidades desproporcionadas, que representan relativamente bien la enorme desproporción volumétrica y temporal que hay entre estas dos formas de trabajo.

Esto es análogo a la diferencia entre la calidad y la cantidad. A mayor calidad de trabajo, menor cantidad de trabajo. Y esta analogía se debe a que la calidad depende precisamente del trabajo volitivo, y a esto se debe el mayor temor que muchos sentimos ante los trabajos de este tipo; son temores que nacen de preocupaciones por la forma en que se nos puede llegar a calificar, si lo hemos hecho bien o no, si es lo correcto o verdadero, o exacto, o bonito, u honesto, o aceptable, e, incluso, desde un punto de vista moral, por supuesto.

Más adelante, hablaré mucho más y con más detalle en cuanto a esto al abordar directamente el tema financiero al nivel personal y empresarial.

Aunque es difícil separar tajantemente la creatividad de la productividad para efectos de compararlas entre sí, la antedicha diferencia afecta directamente también, respectivamente, a la creatividad y a la productividad en lo menos creativo. La creatividad es resultado directo del trabajo volitivo, mientras que la productividad es directamente resultado del trabajo no volitivo.

Los mexicanos son mucho más productivos que creativos, a diferencia de la gente de otros países, porque en México predomina la preferencia por el trabajo no volitivo, mientras que en países como los Estados Unidos el trabajo volitivo es mucho más abundante. Esto no significa que los mexicanos sean más productivos en comparación con la gente de otros países, como, por ejemplo, de Estados Unidos, sino que son más productivos en proporción con su propia creatividad, que es muy baja, y por esto, pese a ser mucho mayor la productividad ésta también es comparativamente baja (en comparación con la de otros países), y en parte por esto los ingresos son mucho más bajos.

No todo trabajo volitivo conduce a un resultado creativo, pese a ser por regla general mucho más provechoso que el trabajo no volitivo. Y no todo trabajo creativo es resultado de un trabajo volitivo. Sin embargo, uno de los factores esenciales para el surgimiento de la creatividad, especialmente cuando ésta es elevada, y tanto más cuanto más lo es, es el trabajo volitivo. Es decir, la creatividad tiende a ser mucho mayor cuando para su logro han tenido que vencerse miedos o sobreponerse a miedos grandes, lo cual constituye un difícil trabajo resolutivo, del cual resulta esa elevada creatividad.

Pienso escribir y publicar mucho más a este respecto próximamente.

Por hoy sólo añadiré que cuando hablo de trabajo volitivo no me estoy refiriendo únicamente a las decisiones que se toman en cuanto a trabajos propiamente dichos, o sea en sentido estricto, sino en cuanto a todas, absolutamente todas, las decisiones que tomamos en la vida, y en cuanto a todo lo que hacemos y no hacemos en la vida, cada uno de nosotros los seres humanos. Por esto, y por los efectos que puede llegar a tener su correcta comprensión y utilización, este concepto es extremadamente importante en la vida.

Y lo incluyo en este post precisamente porque está, por supuesto, totalmente relacionado con las decisiones que tomamos en cuanto al grado de libertad que en la vida tenemos.

El trabajo volitivo es un resultado directo de la valentía, y consiste en una acción valiente aplicada oportunamente, enseguida de verse como necesaria, y por esto lo llamo "resolutivo", que es una palabra que implica decisión (resolución), que son conceptos que al mismo tiempo indican valor y un paso inmediato a la acción arriesgada. Cuando decimos que alguien está resuelto, decidido a algo, decimos que está pronto a hacerlo, y cuando decimos que alguien es muy resuelto, decimos que acostumbra tomar y aplicar rápidamente decisiones atrevidas, que implican riesgo y que por ello implican valor, corage, valentía por parte de esa persona.

Continúo luego escribiendo aquí...



Puesto que nací y viví durante muchos años en una ciudad turística en la que se reciben muchos visitantes, anglosajones, de Estados Unidos, estoy muy familiarizado con el concepto que muchos mexicanos, de esa ciudad, pero también de otras ciudades en que he vivido, tienen respecto a las mujeres "gringas"*: "son unas putas, aunque son muy bonitas", o "son muy bonitas, aunque muy liberales (reprobatoriamente)"; "putas" no con el sentido ponderativo que yo utilizo, sino con un sentido denigrativo, que a la vez envuelve excitación y deseo por causa de esa condición.

* Pese a que el diccionario Webster califica la palabra "gringo,ga" como "Usually Disparaging", en las miles de veces que he escuchado esta palabra (siempre solamente en México) nunca ha sido con connotación, tono o contexto peyorativo; lo que no significa que no pueda ser así en otros países de habla hispana o incluso en otras ciudades en México en que yo no la he escuchado. En el uso que yo he siempre escuchado, designa siempre a anglosajones estadounidenses, y es de uso informal. A veces yo también la empleo.

Cuando yo utilizo la palabra "puta" para referirme a cualquier mujer, lo hago siempre de un modo encomiable, excepto cuando especifico que no es así (para referirme por lo general al uso que hacen de ella otras personas), y sin embargo, mi uso de esta palabra siempre envuelve, por supuesto, una carga —que es variable— de agresividad, de picardía, que, sin embargo, considero completamente aceptable e incluso excitante y hasta maravillosa, con algún grado de ese mismo sano sadismo con que al cogerse un hombre a una mujer empuja con ímpetu, con cierto grado de agresividad, su pelvis hacia la de ella para penetrarla.

En cambio, en el caso de dicho uso de esta palabra, "puta", en el concepto que he visto común entre los mexicanos, no hay tal carácter de encomiable, excepto sólo hasta el punto de cuando se mira a estas mujeres sin otro objetivo que el de tener sexo con ellas, a diferencia de en mi caso, que las veo realmente como mujeres muy atractivas para tener una relación por completo seria, hasta el grado del matrimonio, en parte precisamente por lo relativamente más "putas" que yo también las considero, es decir, más liberales que las mexicanas, en muchos de los casos.

Muchos mexicanos ven a las gringas como mujeres muy atractivas por ser, cuando menos para el gusto de la mayoría de los mexicanos, por lo común más bonitas, de mejor cuerpo, más sexys y más atrevidas que las mexicanas, pero a la vez para coger con ellas solamente o pasar ratos de "cachondeo", diversión o/y parranda. Muchos de ellos expresan o dejan notar cierta desconfianza en cuanto a llegar a casarse con una gringa, debido a no estar a la altura de ese grado de liberalidad que de ella les es no obstante atractivo, si bien no reconocen que ello sea una cuestión de mayor altura en ellas, sino más bien de degradación moral inaceptable, que la mayoría de los mexicanos atribuyen al mayor "progreso" de Estados Unidos, es decir, a un progreso que no lo es tal del todo para ellos, sino que implica un cierto grado de retroceso, del que se sienten a salvo por ser mexicanos y ser más conservadores.

Es la típica reacción de los hombres machistas, cobardes, inseguros de sí mismos, que predominan en este país y muchos otros países de atraso análogo al de México, que en lugar de apreciar esa libertad, se refugian en la comodidad de esas mismas cadenas que los mantienen en el atraso, el verdadero atraso, que en ese y todos los demás aspectos México padece.

Lo irónico, y a esto voy a volver después a referirme, porque es en extremo importante, es que mientras que los mexicanos, en su gran mayoría, ven a Estados Unidos como un país moralmente perdido, que en ello ha retrocedido, hasta un nivel inferior al de México, una gran cantidad de ellos, precisamente de los que más tienen arraigado ese falso concepto, quieren emigrar a ese país, pero sólo por cuestiones económicas. Esta incongruencia es extremadamente importante. ¿Acaso no notas por qué? Volveré luego sobre este tema.

Por ahora sólo añadiré estos previsionalmente muy incompletos comentarios: esa incongruencia es muy importante porque de esa libertad que los mexicanos critican y rechazan como perdición moral depende en gran parte, fundamentalmente, el progreso de Estados Unidos, en todos los aspectos, incluyendo el económico, que es el que está atrayendo, inmerecida* y peligrosamente para ese país democrático, a los mexicanos hacia allá.

* Y sobre esto tengo mucho que decir, y lo haré en este post o en otro aparte, como respuesta a lo que los mexicanos siempre en este punto de inmediato alegan para arrogarse un supuesto derecho a esa emigración.

Todo progreso, toda forma de progreso en todos los aspectos de la vida consiste en facilitarnos más y más cosas que son más y más difíciles. Todo progreso constante es un constante facilitamiento, pero nunca llegamos ni llegaremos nunca, a un absoluto facilitamiento de nuestra vida, de tal modo que seamos como omnipotentes y todo nos resulte en extremo fácil; y eso no debe ocurrir porque si ocurriera, la vida al llegar a ese punto se acabaría, desapareceríamos; por esto es que al mismo tiempo que se va dando ese constante facilitamiento van descubriéndose, inventándose y produciéndose, por fortuna para nosotros, para la vida, nuevos retos, nuevas cosas más difíciles, que requieren facilitación para ser dominadas y, así, lograr cosas aún más difíciles, más útiles, más creativas, más hermosas, más valiosas que las logradas ya hasta el presente. FACILITAR, facilitarnos la vida más y más cada vez; en esto consiste el progreso.

Este proceso no es tan simple como ese retrocíclico tejer de día y destejer de noche una prenda por Penélope en la Odisea de Homero, porque en el progreso no hay un deshacer lo hecho, un desandar lo andado, sino que hay un hacer y un andar siempre por un camino por el que nunca antes se ha andado, y el camino por andar es siempre nuevo, y predecible sólo hasta cierto punto y no muy lejos en el tiempo por lo general. Lo que sí siempre podemos podremos predecir es que de este modo es como va a ser el progreso siempre, con caminos siempre nuevos y más difíciles pero acordes con nuestras presentes y acrecentadas capacidades; pero sin que, afortunadamente, podamos predecir qué caminos son exactamente en los detalles, ni en todos sus rasgos esenciales si son lejanos, los que nos esperan.

El progreso en cierto modo nunca cesa en una especie que domina un mundo que se encuentra relativamente aislado de cualquier otro mundo, como es el caso actual de la especie humana. Pese a esto, el progreso a este nivel puede llegar a no ser constante y detenerse y retroceder de manera leve, para enseguida recuperarse y continuar, en ocasiones de este tipo con más ímpetu que anteriormente a ese retroceso. Por esto, por el saldo final siempre hacia adelante de esas relativamente pequeñas fluctuaciones en el camino hacia este progreso, podemos bien decir que el progreso es en cierto modo, en estas condiciones de aislamiento de una especie dominante en un planeta o territorio, es ininterrumpido, es, grosso modo, incesante.

Y ahora, como en toda época de nuestro progreso como especie, nos encontramos camino a un progreso mayor y mayor, que, por supuesto, implica un facilitamiento mayor y mayor, en todos los aspectos, incluyendo el aspecto social desde luego, el de las relaciones sociales.

Ya antes, en un previo post sobre difuminación de limites, he mostrado cómo nuestro progreso social implica un facilitamiento en nuestras relaciones interpersonales que es análogo a muchos otros procesos paralelos.

Volviendo al caso de las mujeres de los países más adelantados, lo que la gente de los países muy atrasados llega a criticarles y a temerles, por mirarlas desde una óptica pusilánime, es eso mismo que se suele criticar a muchas mujeres que en muchos de los casos han alcanzado un nivel de progreso dentro de estos mismos países de adelanto escaso, como México: que son mujeres "fáciles", o sea "putas", "medio putas", "putuelas", "aputadas", "pirujas", con toda una gama de denigrativos, para rechazarlas por no encajar en el estrecho molde de los/las cobardes, los menos aptos y más atrasados.

Es importante aclarar ahora este punto en cuanto a toda forma de progreso: Todo signo de progreso, todo rasgo de progreso, nunca es necesariamente indicativo de progreso, a simple vista; y siempre, a simple vista, puede ser indicativo exactamente de lo contrario, de atraso. Esto es precisamente algo que dificulta a las personas de estrecho criterio o escasa cultura el darse cuenta de lo que hay detrás de las acciones de otras personas que les son inusitadas, dificultándoseles entender lo que está sucediendo y así juzgar equivocadamente a estas personas. Una persona muy conservadora así difícilmente puede distinguir entre las posibles causas (progreso o atraso) de una acción muy liberal que mira en otra persona, por no estar familiarizada con las razones de estas conductas; de la misma forma en que para una persona de un país de América suele ser difícil distinguir entre un chino y un japonés, mientras que éstos suelen distinguirse entre sí fácilmente.

Por ejemplo, como ya habrás notado, en los países más adelantados suele haber gente más liberal que en los países más atrasados, y lo mismo suele suceder entre la gente que ha alcanzado mayores niveles de progreso, económico o/y intelectual, dentro de los países más atrasados. Esto se debe a que ese mayor progreso, que puede en un mismo individuo consistir en los dos aspectos antes mencionados (el económico y el intelectual) o en uno solo de ellos, normalmente produce en los individuos un sentimiento de seguridad en ellos mismos y de valor (valentía) que les permiten asumir posturas más atrevidas (como usar ropas más sexys, practicar el intercambio de parejas, etc.) y correr mayores riesgos (como el coger con personas casadas o con extraños, etc.).

Y ese mismo mayor progreso, en lo económico o/y en lo intelectual, y esa actitud de mayor valor que de ello suele derivarse, también son lo que permite mayores logros, mayores progresos, mayor facilitamiento, además de en lo sexual y lo social antes mencionado, en lo económico (atreviéndose a realizar inversiones más arriesgadas o a emprender trabajos más difíciles), en lo intelectual (animándose a estudiar una carrera o a escribir un libro para el que uno antes no se creía lo bastante capacitado), en lo tecnológico y en lo artístico (atreviéndose a poner en obra proyectos más atrevidos y arriesgados), etc., etc.

Se produce, así, un círculo virtuoso en el que se genera más progreso que a su vez genera más progreso, y así sucesivamente, cíclicamente.

Sin embargo, cuando uno se encuentra en condiciones de atraso económico serio, los resultados pueden y suelen ser los mismos que en los casos de considerable progreso antes mencionados, aunque en este caso, por ejemplo, puede llegar a ocurrir que una mujer decida, impulsada por la necesidad de dinero, dedicarse al sexo servicio,* o simplemente a vestir más sexy a fin de tener así más probabilidades de atraer a un hombre de dinero que la ayude en este aspecto. Y así mismo en los demás aspectos: en el tecnológico, en el artístico, etc. Por ello se dice que la necesidad es la madre de la invención.

* El sexo servicio no necesariamente es resultado de tener dificultades económicas, por supuesto, sino precisamente también de lo opuesto, de un estado o condición económica opuesta, de prosperidad y bienestar, en que una mujer o un hombre, lo hace a niveles socioeconómicamente altos con el fin de conseguir aún más dinero del que ya tiene, o sin hacerlo en absoluto por dinero y meramente por placer, o por las dos razones a un mismo tiempo. Casos en todos los cuales, como también en el de por impulso por limitaciones considerables en lo económico, que son, por supuesto, por completo convenientes, con las debidas precauciones en lo salubre y en lo social.

Algo interesante que aquí hay que notar es que en ambos casos, sea por causa de progreso o sea por causa del atraso, el valor y las acciones atrevidas son una vía imprescindible hacia aún mayor progreso que el que ya se tiene en el primer caso, y hacia un menor atraso o un pasar del atraso al progreso en el caso segundo, cuando, en ambos casos, el atrevimiento se aplica bien, en casos concretos como los que he mencionado como ejemplos, y otros muchos.

En los países más avanzados, casi todos los productos, o cuando menos gran parte de ellos, suelen ser más asequibles que en los países más atrasados, y es obviamente esta la causa principal por la que mucha gente está tratando de emigrar de los segundos a los primeros. Y esta mayor accesibilidad ocurre también, por supuesto, entre las personas en los países más avanzados, en las relaciones interpersonales, profesionales, amistosas, amorosas y sexuales, por ejemplo.

Como muchos otros productos, en estos países, las mujeres son más "fáciles" de conseguir, para coger por ejemplo, y así como decimos que las cosas en esos países son más baratas, podemos también decir que las mujeres son más baratas, menos caras, que en los países más atrasados; sin que esto implique en ellas, desde luego, ninguna condición denigrativa, sino al contrario precisamente: una de las diferencias económicas más importantes entre los países más adelantados y los más atrasados en el mundo, es que en los primeros los productos en el mercado son al mismo tiempo más económicos, más baratos y de mejor calidad, que en los segundos.

Y así es precisamente como ocurre en el "mercado" social también, en que las personas son por lo común evidentemente de más alta calidad (humana, intelectual, cultural, estética, etc) y a la vez considerablemente más accesibles, más baratas, más fáciles, en los países más avanzados que en los de mayor atraso.

Esto es algo que noté, que me intrigó y me maravilló desde niño al ver frecuentemente muchas turistas gringas extremadamente bonitas, de asombrosamente bien formados cuerpos, sumamente sexys y extraordinariamente accesibles, todo a un mismo tiempo, distinguiéndose mucho de las mexicanas en todos estos cuatro aspectos a un mismo tiempo.

Y estas mismas diferencias, por supuesto, suelen suceder también entre las personas más progresistas y las menos dentro de los países más atrasados.

El progreso económico implica, en síntesis, un aumento de la calidad y una disminución del precio; o dicho de otro modo: un aumento del valor y una baja del costo; elevándose así, por esos dos medios, por esos dos cambios a un mismo tiempo, el nivel de vida individual y general. Y lo mismo exactamente ocurre al mismo tiempo en lo social, en el amor y en lo sexual. Y en todos los demás ámbitos de la vida, como por ejemplo en el tecnológico, donde conseguimos cada vez mejores, más potentes y más baratas computadoras y teléfonos inteligentes.

Esto es obviamente manifiesto cuando reparamos en el hecho de que no sólo estos aparatos, sino al mismo tiempo todos los demás artículos que son precisos y útiles a la gran mayoría de los seres humanos, son no solo cada vez mejores, sino al mismo tiempo están en manos de mayor cantidad de personas. Cada vez son mejores y cada vez más personas los tienen.

Ten entonces presente que en el sexo debe ser precisamente igual, en nuestro propio beneficio y felicidad; que nuestro sexo debe ser mejor y mejor (abarcando todas sus sanas formas) y a la vez más y más incluyente de otras personas. Mejora cada día tu sexo incrementando tu conocimiento y práctica en todas sus sanas formas, y ponlo cada día en las manos de más y más crecido número de las personas que te atraen o/y amas, que te gustan o/y quieres.

En cualquier lugar del mundo, incluso en los países más avanzados, la facilidad con la que las personas se relacionan está todavía por demás limitada, de formas ya innecesarias, caducas, que es preciso reorientar hacia la práctica responsable de relaciones mucho más fluidas que, además del progreso que directamente nos producen, contribuyan a impulsar y dar fluidez a nuestro progreso en todos los demás ámbitos de la vida.

No compliques tu vida y la de los demás, cuando puedes y debes, por responsabilidad de sensibilidad juiciosa, facilitar al máximo las cosas para tu mayor y el general progreso y felicidad.

Una vez satisfechas las aquí antes señaladas precauciones en cuanto a prácticas de todo sexo, coge con máxima libertad y despreocupación, con la plena conciencia de que lo haces en completo acuerdo con lo que a todos tus más elevados designios es lo más beneficioso para ti y para los demás.

Coge con la entera convicción de que lo haces porque en este aspecto es lo que más satisface a un tiempo tus deseos sexuales y los más elevados designios de Dios para los seres vivos de nuestra edad.

En materia de sexo, Dios es por supuesto por completo permisivo y nos pretende ver viviendo con lujuria plena y plenamente satisfecha. Entre sus más elevados designios, está animarnos a vivir con lujuria total y con satisfacción ilimitada de ésta, satisfechas ya las relativamente pocas y sencillas precauciones antes mencionadas.

Sé lasciva y cogedora hasta donde tus máximos y más variados deseos sanos te tienten e impulsen a satisfacerte. Sin limitarte, por supuesto, a solo esos deseos más atrevidos e impetuosos, sino con plena libertad también desde los más pequeños, que suelen normalmente por ejemplo consistir en ser provocativa y pícara al relacionarte con casi cualquier persona, especialmente con todo aquel y aquella que te guste y pase por el filtro de las antes mencionadas precauciones.

                          Pasado - Presente

                           Atraso - Progreso

                  Simplicidad - Complejidad

             Colores sólidos - Colores degradados

      Fantasía (Idealidad) - Realidad

                     Perfección - Imperfección

                        Falsedad - Verdad

                 Artificialidad - Naturalidad

                   Abstracción - Concreción

                           Pureza - Impureza

                      Absolutez - Relatividad

              Homogeneidad - Heterogeneidad

                Desequilibrio - Equilibrio

           Revolucionismo - Reformismo, Gradualismo

                  Brusquedad - Suavidad

                   Formalidad - Informalidad

               Burocratismo - Expeditismo

                    Dificultad - Facilidad