lunes, 6 de febrero de 2017

El equilibrio en las relaciones sociales

Por Roberto Patrón Zepeda

Última modificación: Jueves 9 de febrero de 2017, 9:35 am

El equilibrio no necesariamente debe ocurrir de una forma simultánea, para ser el modo mejor de combinar cualidades y estados contrarios. Puede también ocurrir de una forma alternada, es decir, de una forma en que se alternan, por ejemplo, la dulzura con la lujuria. Por supuesto, no hay formas por completo puras nunca, en ningún caso, y no estoy por ello hablando de una alternancia entre una forma de dulzura por completo pura (sin ninguna presencia de lujuria simultánea), ni de una presencia de lujuria por completo pura (sin ninguna presencia simultánea de dulzura), sino que hablo de predominancias, de un estado de relativa dulzura, en que lo predominante es la dulzura, y de oreo estado de relativa lujuria, en que lo que predomina es la lujuria.

Como estados como los dos del ejemplo se alternan o cuando ocurren simultáneamente, la relación es, por supuesto, mucho más placentera que cuando no hay la presencia más que de uno de estos dos estados, es decir, que cuando no hay más que un predominio siempre de uno de estos dos estados. Lo normal es que haya muchas personas que podemos catalogar como dulces, y muchas otras personas que podemos catalogar como lujuriosas; pero es poco común encontrar personas a las que podamos considerar como lujuriosas y dulces a la vez, es decir, como personas que de manera simultánea y/o alternada acostumbran ser tan lujuriosas como dulces o amorosas, cariñosas.

La presencia equilibrada de contrario que se complementan entre sí es mucho mejor que el desequilibrio en que la mayoría de las personas se encuentran. Es por esto que en la canción "El Breve Espacio", atribuida a Pablo Milanés y a Silvio Rodríguez, en que describe a una mujer extraordinariamente atractiva, se dice de ella "Suele ser violenta y tierna, no habla de uniones eternas, más se entrega cual si hubiera sólo un día para amar":

"Todavía quedan restos de humedad,
sus olores llenan ya mi soledad,
en la cama su silueta
se dibuja cual promesa
de llenar el breve espacio
en que no está...

Todavía yo no sé si volverá,
nadie sabe, al día siguiente, lo que hará.
Rompe todos mis esquemas,
no confiesa ni una pena,
no me pide nada a cambio de lo que da.

Suele ser violenta y tierna,
no habla de uniones eternas,
mas se entrega cual si hubiera
sólo un día para amar.
No comparte una reunión,
mas le gusta la canción
que comprometa su pensar.

Todavía no pregunté "¿te quedarás?".
Temo mucho a la respuesta de un "jamás".
La prefiero compartida
antes que vaciar mi vida,
no es perfecta, mas se acerca
a lo que yo simplemente soñé..."



Donde se expresa un equilibrio entre agresividad y ternura, y entre temporalidad y eternidad, presente en una misma persona. (Voy a escribir, posteriormente, mucho más acerca del equilibrio entre estas cuatro cualidades, así como entre otras cualidades y estados.)

Por razón precisamente de esa idoneidad posible del equilibrio no solamente simultáneo, sino también alterno es que en este nuevo blog se me ha visto hasta ahora escribir mucho más acerca de puchas y vergas y culos, mamadas y cogidas, que sobre ternura, o sea más sobre sexo que en cuanto a amor, y más en un lenguaje vulgar que en uno relativamente recatado.

Esto no se debe a que yo esté ahora cambiando mi forma de ser habitual, o sea mi personalidad, sino a que ahora estoy tratando de mostrar un equilibrio que en mí habitualmente, siempre, existe, a veces de manera alterna y otras veces de manera simultánea, entre estos estados, expresiones y maneras de expresar.

Ya antes se me ha escuchado hablar mucho sobre ternura y amor (lo cual ha aparentado implicar un cierto desequilibrio o exclusiva predominancia entre estos sentimientos y los de lujuria o deseo sexual), y se me ha leído hablar respecto a ello de las formas más propias de acuerdo con las costumbres de nuestra sociedad. Esa anterioridad y esta presente forma diferente de expresarme constituyen, conforman, ya entre sí relacionadas, una especie de equilibrio entre contrarios, que además está configurado de manera simultánea habida cuenta de la presencia ahora al mismo tiempo en mí de estás formas de expresión publicadas en distintos lugares de Internet.

Continuaré escribiendo luego...


Martes 7 de febrero de 2007

Última modificación: 7 de febrero de 2017, 8:15 pm

La "violencia" mencionada en la canción arriba citada, puede referirse a muchas formas de agresividad. Una de ellas podría ser una forma caprichosa y veleidosa de alternar la ternura con lo injustamente grosero, y en tal caso no estaríamos hablando de una forma de equilibrio provechoso ni admirable ni deseable en modo alguno, y ésta podría ser de hecho la forma a que un autor podría estarse refiriendo en un intento, como obviamente lo es esta canción, de describir a una mujer maravillosa, si ese autor padeciera alguna forma relativamente aberrante de conceptuar lo maravilloso, cosa que de hecho existe en muchos autores.

Sin embargo, hay muchas otras formas de agresividad a las que el autor podría con ello estarse refiriendo. Una de ellas, realmente loable, y en muy alto grado, podría ser, por ejemplo, esta que es totalmente sana desde todos los puntos de vista, y que constituye una forma típica de ser de las personas, mujeres y hombres, que han alcanzado un grado de equilibrio muy completo en sus maneras de sentir y de expresarse: es imposible que la sensibilidad en alto grado que lleva a una persona a amar en extremo lo justamente apreciable o adorable, como la hermosura de un cordero, por ejemplo, no conduzca a esa misma persona a odiar al mismo tiempo en extremo lo justamente abominable, como, por ejemplo, la matanza de un cordero, por cualquier motivo con el que se trate de justificar ese acto (excepto cuando realmente sea necesaria para evitar algún sufrimiento mayor a ese animal). Y aunque hay personas que tratan de ocultar y reprimir las emociones que se contraponen al amor, esta forma reprimida está en realidad muy lejos de ser una forma sana de vida.

La forma más sana de conducirse en estos casos, es dar libre paso a la expresión de lo que se siente, de todo lo que se siente, del amor por esos animales, en dicho ejemplo, pero también, por supuesto, y en la misma medida en que se siente, del odio contra las injusticias que contra los animales se cometen diariamente, en casi todo el mundo.

Y, sin embargo, las limitaciones en la expresividad son tan grandes y graves aún en la actualidad, que lo actualmente común es la represión, la autorepresión en muchos caos, derivada de formas de heterorepresión provenientes de fuera, de los sentimientos que se contraponen al amor y el acuerdo, o sea la represión de la expresión completa, completamente libre, de todo el odio y desacuerdo que se siente, contra quienes cometen las injusticias que prevalecen por todo el mundo.

Y ello es causa de numerosos padecimientos, mentales y hasta físicos, de los que las causas se pretenden ignorar, y de los cuales, se desprenden otros aún mayores cuando, por lo general, tratan de resolverse no haciendo más que controlar los síntomas resultantes de esas represiones, incluso, en muchos casos, con medicamentos (donde por supuesto no son necesarios), y hasta con violencia física, como torturas y hasta asesinatos.

Si bien recomiendo el alcance del logro de permitirse sentir sin limitación alguna todo el odio que puede llegar a sentirse cuando se observa una injusticia contra algo o alguien a quien uno o una ama en extremo o en alto grado, y si bien recomiendo formas de expresión cuantitativamente ilimitada de todo ese odio sentido, no recomiendo en cualquier caso que esa expresión o desahogo consista en formas de violencia física, excepto en cualquier caso en que ésta se haga imprescindible por hallarse acorralado(a) en alguna forma de injusticia en la que está haciéndose preciso defenderse, o defender lo amado, de algún modo como ese, como un último recurso. Y eso está de acuerdo con la ley de casi cualquier lugar, y así es como recomiendo que hasta el máximo se procure, y no porque las leyes sean en todos los casos justas, sino porque el cambio de leyes injustas puede en muchos casos ser posible mediante formas no físicamente violentas.

Sin embargo, en casi cualquier caso, la expresión verbal completa de cuando menos el odio es por completo recomendable, siempre que en la actualidad nos sea posible, si bien lamentablemente, es imposible en muchos de los casos, incluso en medios tan supuestamente libres como Internet.

Esta forma de limitada y en extremo sana y deseable libertad está aún muy acotada, sistemáticamente prohibida, por todos lados en todo el mundo, incluyendo, como antes dije, el Internet.

Y por ello, y sólo por ello, no la recomiendo en modo alguno, en la medida y dentro de los sitios en que esa prohibición existe. Lo que, en cambio, sí recomiendo hacer, sin ninguna limitación, es traducir ese odio en un acicate para el trabajo más arduo en contra de la comisión de esas injusticias que a uno(a) le desagraden u horroricen, y que ese trabajo consista en la consecución de las formas legales de protección a los inocentes y el castigo a los culpables de injusticias, o sea de agresiones cometidas contra inocentes.

No obstante, en la intimidad con al menos nosotros mismos, y con personas de extrema confianza y pareceres similares a los nuestros, y en los sitios apropiados para ello, la expresión completa sí es recomendable, siempre que ello sea a modo de impulso a las formas sociales, esto es de mayor amplitud social, de lograr la justicia sin forma ninguna de transgresión de ninguna ley.

Ello, así, puede implicar conductas muy íntimas, en conversaciones con otras personas de mucha confianza, en que verbalmente se expresen deseos agresivos a los que el odio naturalmente conduce cuando se deriva del enterarse o ser testigo de injusticias, sólo como formas, repito, de que esa expresión conduzca a acciones, y a la planeación de acciones, legalmente conducentes a la solución de esas injusticias que se aborrecen o a uno(a) le desagradan, o con las cuales no se está de acuerdo.

Esa forma de "violencia", verbal, muy limitada socialmente en la actualidad desafortunadamente, puede consistir en simplemente algo como maltratar verbalmente a agresores injustos. Y esto es de hecho algo que casi todo el mundo hace, y que no parece estar prohibido por ninguna ley en ningún lugar del mundo. Es una forma de desahogo, como el grito o alarido de dolor que a cualquiera le puede aflorar cuando una puerta le machuca un dedo, y no, en modo alguno, una forma de maquinación de acto ninguno de violencia contra otros o contra uno(a) mismo(a).

Dentro de las formas de "violencia" verbal que son completamente deseables, y legales, por la enorme idoneidad que implican para la salud, el placer y la felicidad, está el trato, tácita o expresamente, convenido por los miembros de la pareja, o de cualquier otra forma de relación social armoniosa, en que se combinan, de manera simultánea o alternada, palabras y/o expresiones contrarias entre sí, como, por ejemplo en el trato a la pareja o a una hija, el llamarla "flaquilla divina" o "flacuchita hermosa", donde obviamente las palabras "flaquilla" y "flacuchita" pueden sentirse un tanto menospreciativas o despectivas, pero enseguida se equilibran con el contrapeso de lo considerado como divino o como hermoso.

Dentro de la pareja hay expresiones en ese mismo sentido, como, por ejemplo, "diosita putita", "putuela divina", "chicuela hermosa", "putuela de mi vida", "putuela de mi corazón", "chupadorcilla de verga(s)". En este último caso, el equilibrio puede realizarse entre la relativa agresividad de las palabras y el tono cariñoso o dulce con que se dicen, o cuando palabras como éstas se acompañan con un amoroso abrazo o caricia, o cualquier otro gesto de amor o ternura. De este modo, el equilibrio también puede ocurrir entre un enfático "¡puta barata!" cuando se expresa a modo de aprobación, con gusto y entusiástico amor a una mujer que ha realizado o piensa realizar alguna forma de mayor libertad sexual, como puede ser una determinada postura en el coito, o alguna otra forma de petición que su pareja le ha hecho, como, en algunas parejas o relaciones, el tener sexo con otra persona que la pareja, permanente u ocasional.

En muchos casos el contrapeso puede ser meramente tácito, inexpresado en ese momento, por consabido, como, por ejemplo, cuando un hombre simplemente llama a su pareja "Puta", o al llegar a casa y saludarla con un "¡Ya llegué, puta!" sin que en el tono ni en ninguna de las acciones acompañantes haya ningún contrapeso cariñoso, pero habiendo entre ellos ya el conocimiento de que él lo dice con amor, o que incluso él la llama así precisamente cuando, por algún motivo, siente por ella un amor más acrecentado de lo normal.

Por otra parte, cuando un hombre simplemente dice "puta" a su pareja, puede no haber ningún equilibrio simultáneo de esa palabra con ninguna forma de contrapeso cariñoso, sino un desequilibrio consistente en sentirse excitado y desear tener sexo con ella. Sin embargo, el equilibrio puede luego producirse, de manera alterna, cuando tras la relación sexual él la abraza con acrecentada ternura y/o le dice cosas como "reinita linda", "diosita divina", etc. En este caso, como en todos los equilibrios alternos, se producen dos desequilibrios sucesivos, contrarios entre sí, que entre sí al final dan un saldo de equilibrio.

Continúo escribiendo en otra ocasión.


Jueves 9 de febrero de 2007

Considero que hasta aquí ha estado bastante claramente sobreentendido que la equilibrada contrariedad entre "violencia" y ternura a que me refiero a través de la canción citada, no es una como la que ocurre en actos, psicológicamente patológicos, como el golpear a la mujer y enseguida pedirle perdón y besarla cariñosamente, y luego repetir este procedimiento contradictorio a fin de disfrutar del acto protectivo al que mediante la agresión previa uno ha dado lugar deliberadamente para ello.

Por supuesto que no, y ahora quiero decirlo explícitamente, por si alguna duda pudiera quedar.

No me gusta, por no ser el más apropiado, el término "violencia", sino "agresividad", que es más general, que engloba a la violencia y al mismo tiempo muchas otras formas de agresión, que no implican brusquedad.

La agresividad a la que me refiero en el equilibrio, es la necesaria para proteger lo que merece protección y progresar, y todo progreso implica, indefectiblemente, siempre, actos de agresión, sin que en ello haya nada de antinatural ni de malo, en absoluto. Por ejemplo, cuando se corta una planta para alimentarse se está uno protegiendo de esa forma y a la vez está agrediendo a esa planta. No puede haber nunca ninguna forma de protección sin que haya una forma de agresión, que ha sido imprescindible para ello.

Toda forma de libertad implica siempre en cierto modo una especie de agresividad, esto es, es agresiva. De este modo es como se produce el equilibrio en, por ejemplo, un simple acto, especialmente excitante en lo sexual, como el que una mujer use minifalda y al mismo tiempo cruce las piernas. El uso de una falda más corta de lo que en una época determinada es lo más común, implica una libertad que se sale de lo ordinario, que implica una especie de agresividad, para la persona que la usa y para su entorno (para quienes puedan observarla). Ser liberal es abrirse a una mayor agresividad que ser conservador.

Y si al mismo tiempo esa misma mujer mantiene las pernas cruzadas, protegiéndose de ese modo, está de esa forma creando una contrariedad que tiende a incrementar la atracción hacia ella. Es como en el caso de una mujer de rasgos o de vestimenta infantiles que al mismo tiempo exhibe una actitud, postura o gestos poco recatados, impúdicos u obscenos, produciendo un equilibrio entre contrarios que la hacen más atractiva.

Por supuesto, una mujer desnuda, o un hombre desnudo, con las piernas completamente abiertas, puede ser también en extremo excitante, aunque en ello no haya una contrariedad equilibrante dentro de esa misma persona, por no haber en ella más que libertad; sin embargo, el poder de excitación de esa situación radica en el equilibrio que ello guarda con su entorno: es excitante debido a que eso no es normal en su entorno, y así el equilibrio entre su libertad y la relativa falta de libertad de su entorno es lo que produce atracción hacia ella, y excitación y placer.

¡El desayuno está servido! ¡Me fascina la idea de sentarme a esa mesa a comerme ese extremadamente eXXXquisito manjar! ❤❤❤❤❤❤
¿Te gustaría comerte mi verga entera, de ese mismo modo, todos los días, reinita divina? ❤❤❤❤❤❤

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Si el entorno fuera igualmente libre, la atracción no existiría, a menos que esa persona y todo su entorno estuvieran dentro de un proceso de equilibrio alterno, en que todos son muy libres ahora, pero antes no lo fueron, y, un tiempo después, dejarán de serlo hasta ese grado, para luego volver a serlo, de manera cíclica, de una manera similar a como pasamos la mayor parte del día vestidos y sin coger para al llegar la noche, o a cualquier otra hora u horas del día, desvestirnos y coger, de manera cíclica.

Las formas simultánea y alterna del equilibrio pueden, y de hecho así es con frecuencia por lo general, combinarse armoniosamente, en muchos pares de contrarios, si bien en la actualidad se conoce muy poco, de modo consciente, acerca del equilibrio entre todos los pares de contrarios, siendo necesario tener acerca de ello un conocimiento cabal consciente que nos permita aplicarlo de manera sistemática, de tal modo que nuestra vida sea mucho más plena que en la actualidad.

Una libertad como la del escarceo previo al coito mediante un "perra desgraciada" en plena excitación sexual es necesaria, por mencionar solo un ejemplo entre un ilimitado número de posibles, para llegar poco después a un "diosita divina". Y una y otra cosa son imprescindibles para que la otra de estas situaciones pueda disfrutarse, por contraste con su opuesto.

La libertad sexual llevada en un momento dado a cabo al máximo puede ser extremamente disfrutable, precisamente a causa de la posibilidad de esa alternancia entre contrarios, en que se lleva ya un relativamente largo tiempo sin tener sexo, o teniéndolo muy poco, y luego se pasa a una libertad en la que al mismo tiempo que se rompen todas las limitaciones en cuanto a cantidad de ropa vestida, se realiza también en cuando a posturas sexuales y nivel de lujuria y obscenidad.

¡¡Mira de cerca la cara de puta de esta asombrosamente linda hembra!! ❤❤❤❤❤❤❤❤ ¡¡¡La adoro!!!

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Seguiré escribiendo...


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