lunes, 2 de mayo de 2022

(2) Índole de la tercera guerra mundial

La tercera guerra mundial, que está de manera indirecta llevándose a cabo por los países ricos contra Rusia, será recordada como la guerra mundial de los ricos contra los pobres, los ricos de todo el mundo contra los pobres de todo el mundo.


En los países ricos hay, desde luego, ya conciencia más que suficiente de los errores y los abusos que están cometiendo, mediante el desequilibrio de poder, de agresiones y amenazas que abusiva e irresponsablemente han generado en las últimas décadas.


Sin embargo, su obstinación se debe en parte a la inmadurez y la vergüenza de abiertamente reconocer ese enorme error por parte de Estados Unidos y de sus secuaces países. Pero sobre todo por el hecho de que todos estos países están cada día más conscientes, al mismo tiempo, de la índole de esta guerra y su mal ocultado objetivo.


Contra todas las mentiras (hablar de simple hipocresía es demasiado eufemístico) y manipulaciones de todo tipo de la información respecto de esta guerra en extremo sucia en todos los aspectos (de vileza extremada en sus medios y en sus objetivos), por parte de estos países, los ricos, todo el objetivo primordial que estos están persiguiendo con ella, es seguir sobreexplotando a los países pobres, mantener su statu quo de sobreexplotadores.


Los aterra perder esos lujos, excesos y vida fácil, sustancialmente parasitaria, a la que ya están muy acostumbrados. Ante todo, es por esto que cierran los ojos ante una realidad de un cambio que ven acercarse, y que, ingenuamente, no quieren ver llegar jamás, por ningún motivo, y se niegan a entender que es inevitable.


Es así a través de todas las revoluciones, y esta es una a nivel mundial, en que los rusos son solo algunos de los insurrectos que concurrirán.


Esta es la primera guerra mundial con impulsos y miras de revolución, por el lado oprimido, y la primera revolución a nivel mundial.


La obcecación del pragmatismo político es tal, como suele ocurrir, en los países ricos que la generaron y están sosteniendo, que no aciertan a ver tampoco estas claras verdades: el mundo evoluciona siempre e inevitablemente, lo hace siempre hacia el progreso, y no hay progreso sin justicia, o en otras palabras la justicia es parte esencial del progreso.


El resto, que su modus vivendi es injusto, en extremo, contra mucha gente, contra billones de seres humanos, y hasta, en cierto modo, contra ellos mismos, ya lo saben muy bien, porque gran parte de sus abusos consiste en tratar de ocultarlo, precisamente.


La ONU, por ejemplo, en su Declaración Universal de Derechos Humanos deliberadamente omite el derecho humano más fundamental de todos: el derecho a conocer los derechos humanos, y luego, sobre todo, cómo lograr que esos derechos se respeten, sin tener que llegar hasta el grado de ser abogado.


Y a la vez no he conocido nunca a ningún abogado que lo sea realmente, y mucho menos a un precio asequible a las mayorías en los países pobres.


Casi un siglo después de espetada al mundo gobernado pobre semejante afrenta de declaración, todas las cortes internacionales del mundo entero, fingen a diario no darse cuenta de la infinidad de extremas injusticias que a cada segundo en el mundo pobre se están consumando de formas totalmente impunes; y al mismo tiempo, todas estas cortes fingen no saber el evidente hecho de que la gente, en su gran mayoría, que está padeciendo estos miles de abusos, ignora el sinuoso camino para defenderse, además de carecer de casi todos los demás recursos que se requieren para su defensa; por  causa, precisamente, de esas injusticias que lo están urgiendo a encontrar solución.


En el mundo actual hay esencialmente dos culturas: Una de vileza, cinismo, sobreexplotación y sobreabundancia robada, y otra de sistemáticamente inducidas ignorancia, abnegación y resignación en la extrema miseria por dicha sobreexplotación. En síntesis, nuestro mundo actual se caracteriza por una cultura de miserable miseria.


En los países pobres, trabajamos para generar los lujos y los excesos de los países ricos, y trabajamos mucho más de lo que dentro de ellos se permite a sus directamente gobernados, y se nos paga mucho menos que bajo las leyes de sus territorios, para que enseguida vendan ellos los productos y servicios de nuestros esfuerzos a precios tan altos, que nos son inasequibles a quienes los producimos.


Luego, si tratamos de escapar de la miseria a la que nos someten mediante esta forma de esclavización y tener una vida tan siquiera humana, se nos niega e impide la entrada a sus territorios; y si ingresamos furtivamente, se nos caza o se nos echa y se nos tacha de "ilegales", sin llamar nunca "ilegal", no obstante, a esa extrema vileza de sobreexplotarnos.


De una patada en la cara, se los regresa a la jaula en la granja-país desde la que, en condiciones infraanimales, generamos sus excesos.


Con nuestro trabajo en sus empresas sobrexplotadoras, financiamos su gran cantidad de continuos abusos.


Los países e individuos ricos han robado a manos llenas a los pobres a través de toda la historia de la humanidad; actualmente siguen saqueándonos al menos tanto como en las pasadas épocas imperiales, y tienen con todos nosotros, los pobres en países pobres, sobre todo, una enorme deuda, que deben pagar. La conciencia cada vez mayor de este hecho, es lo que está generando la absurda e infundada (irracional) unión entre todos los países ricos del mundo entero, contra todo el mundo empobrecido.


La globalización que la tecnología está posibilitando, debe consistir, por el contrario de lo actual, en hacer llegar hasta todo rincón de la Tierra la justicia máxima alcanzada, en los derechos y oportunidades en cualquier otro lugar de este planeta.


Es necesario educar sistemáticamente, por ley, a cada ciudadano del planeta entero en cada uno de sus derechos fundamentales y a la vez garantizar de oficio, automáticamente, la observancia de cada uno de esos derechos, así en los más extremamente vulnerables como en los menos.


Debe haber un mismo sueldo para cada puesto de trabajo en todo el mundo, equivalente en su moneda respectiva, inicialmente, y, preferentemente desde un inicio, también, una misma moneda para todo el mundo.


Esto eliminará las necesidades de la migración por las causas actuales de la sobreexplotación y la injusticia de unos muchos sobre muchos otros.


Es un hecho probado que cuando existe suficiencia de recursos en la gente, el bienestar resultante genera solamente vínculos amistosos y hasta de afecto, entre todos, y no solo paz y bondad.


Cada día lo constato al notar que cuando la comida es suficiente entre toda la gente en un sitio y momento dados, el buen trato sincero, gustoso, e incluso altruista, nos rige a todos, sin excepción. Y que mientras no es así, los conflictos reinan, hasta por cualquier motivo insignificante. 


El abusivamente impuesto desequilibrio en oportunidades y derechos, en justicia y en recursos materiales resultantes, están actualmente, por el contrario, generando extensas y extremas miserias, sufrimientos y rencores que nos impelen a la violencia por todo el mundo.


En el mundo actual, hay dos conjuntos de reglas de facto * entre sí contrarias: las reglas con las que los ricos se gobiernan a sí mismos, y las reglas extremadamente injustas con las que los ricos sobreexplotan a sus indirectos gobernados en países pobres.


* Descaradamente escritas muchas de ellas.


Necesitamos comenzar por lo más difícil para todo el mundo sobreexplotador: legislar mundialmente nuestra economía en el campo laboral.


Una vez logrado esto, legislar también en general los derechos humanos, en todos los demás aspectos, y hacer que estas leyes se cumplan realmente, será mucho menos difícil. Será algo ya casi automáticamente dado.


Para algunas decisiones en disputas y controversias, UNA VEZ LOGRADO, DE ESE MODO, DICHO BIENESTAR Y, ASÍ, ALCANZADA UNA OBJETIVA, DESAPASIONADA Y ALTRUISTA PERCEPCIÓN, CAPTURA Y FIEL PRESENTACIÓN DE LA INFORMACIÓN QUE A TODOS NOS CONCIERNE COMO HUMANOS EMPÁTICOS Y RESPONSABLES, puede y debe haber al fin democracia global, mediante votos de cada individuo de todo el planeta, sin representantes por países ni otros grupos.


Debido a la actual falta de tal justicia económica y material, el mundo rico y sobreexplotador actual no está en condiciones emocionales de ser objetivo e imparcial ante nada que se le presente; ni el mundo pobre y sobreexplotado, de continuar soportando ese trato tan vil.


La paz solo va a ser lograda tras el bienestar nacido en la justa igualdad de nuestros derechos y oportunidades, en los hechos.


El cambio a un mismo sueldo, es ya tan obviamente justo y necesario, que no requiere ningún referendo, sino solamente madurez política y humanidad, demostradas mediante estos hechos de empatía y sentido de justicia. Y amor al progreso y la felicidad, para todos a un tiempo.


Ningún abuso tan extremo y arraigado como el que está en la actualidad y desde ya hace más de un siglo (en esta nueva modalidad de la esclavitud) se está cometiendo, ha sido nunca resuelto mediante una simple concientización a los perpetradores, por los dos motivos que al principio de este artículo menciono como causa de esa actual irracionalidad.


La propaganda que este grupo de países ricos está difundiendo por todos los medios masivos de que dispone, sin ningún escrúpulo, en favor de sus extremos y muy manifiestos abusos, es tan descaradamente e insultantemente irracional, que no parece haber, tampoco en este caso, ningún fundamento para esperar que sea por esa vía la solución.


En tal caso, Rusia, China (en su oportunidad, a la que se le está orillando al empujar a Rusia) y, enseguida y bajo el auspicio de estas potencias, el resto del mundo sobreexplotado por dichos ricos, tienen sobradamente un fundamento racional y de justicia sólido para exigir a todas las empresas extranjeras en su territorio que estén pagando a sus empleados menos de lo que pagarían en sus países de procedencia, el pago de esa diferencia, con retroactivo, esto es, desde que están allí en esas condiciones de sobreexplotación, y con intereses.


Y expropiar todas las empresas que no lo hagan.


El descaro con que los países ricos han robado por muchas décadas a los pobres de todo el mundo de modo incesante, mediante esas dobles reglas (económicas y de justicia), es tan grande, que se han dado el lujo de hasta echar raíces a través de sus ladrones, o agencias de robo, en los países pobres, seguros de que no van a ser castigados nunca.


Ahora que entre los abusos de este grupo de países están otros más descarados cuantiosos robos en contra de Rusia, esta nación, por su parte, podría expropiar todas esas empresas offshore (por razones políticas, todas se opondrían a pagar a sus empleados lo que les están debiendo) y reutilizarlas inmediatamente (poniéndolas en manos de empresarios nacionales) con un nombre y logotipo idénticos, salvo por el detalle agregarles un pequeño, pero visible, signo o letra distintivo de que tal empresa fue expropiada (y el consabido porqué).


Sin que ello necesariamente implique un aumento de sueldo en los empleados de tales empresas, tomando en cuenta que en este caso estarían compensándose las grandes pérdidas por robos mediante sanciones económicas que los países desequilibristas sobreexplotadores están imponiendo a Rusia.


La posibilidad de recuperación de estas empresas por sus propietarios anteriores, podría existir, por un tiempo después, una vez cumplido con el susodicho pago de lo que adeudan a sus empleados.


La inclusión de todos los demás países pobres en esta obligada manera de lograr al fin justicia y acceder a un mundo equitativo en oportunidades y derechos, una vez lo bastante extendida, también en ellos, la clara conciencia de su inalienable derecho humano fundamental a salarios justos, igualitarios, y de su sistemática violación, es el panorama al que el conflicto mundial del presente se está dirigiendo, y llegados al día en que, Rusia y China por completo aliados ya, y habiendo escalado el conflicto suficientemente en el aspecto bélico, tales cambios ya serán pequeños pasos "aceptables" para todos los países ricos, que ahora ingenuamente ven como ridículamente improbables.


Un paso intermedio, aún, es el que Rusia dé en respuesta al que sus agresores ya en su contra han dado. No solo por reacción a semejante exceso desequilibrante, sino por conciencia de que esto implica una oportunidad de no solo atraerse una gran cantidad de aliados, que están ya muy propensos a ello, por haber sido también las víctimas, durante muchas décadas, de impunes abusos análogos y por los mismos perpetradores.


El talón de Aquiles de los ricos que roban a pobres, siempre ha sido y será que frente al descontento de sus despojadas víctimas tienen más que perder que ellas. 


Cuanto más abusivo se es, más vulnerable se es.


Por esto, esencialmente, el desequilibrio siempre tiende al equilibrio y lo concreta siempre.



Respaldo:

May-02-2022

https://archive.is/MrkyO

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