Tengo muchísimo más que decir al respecto, y pienso hacerlo en la próxima edición de mi libro Teoría del Equilibrio Universal (donde, entre otras muchas cosas, hablaré extensamente sobre el futuro geopolítico cercano de la Humanidad), que espero continuar en cuanto tenga tiempo.
Aquí tan solo un poco, en relación con algo actual:
Tal como he predicho en mi anterior artículo*, Estados Unidos va a fracasar estrepitosamente y a desintegrarse o fraccionarse debido a su temor a competir con China y Rusia.
* La política de Donald Trump en relación con América Latina y China, será la debacle de Estados Unidos
Esto de inmediato empezará, primero, a reducir la atracción entre China y Rusia, y enseguida a originar y acrecentar un conflicto, serio, entre estos dos países.
Habrá otras desintegraciones, escisiones y distanciamientos entre los actuales allegados que se oponen a los abusos occidentales o de la OTAN, puesto que esta va a debilitarse extremamente.
Esto va a deberse a que, como ya he explicado en mi libro Teoría del Equilibrio Universal, la unión no sucede nunca simplemente porque sí, o sin causa alguna, sino por la amenaza o repulsión ejercida por otros países o cosas contra quienes, así, se ven impulsados a unirse para protegerse mutuamente contra aquellos.
Teoría del Equilibrio Universal
Esto es una ley universal, que en dicho libro ya he enunciado, y con arreglo a la cual incluso la relativa atracción entre las estrellas en las galaxias es resultado de la relativa repulsión o menor atracción entre las galaxias; y así sucesivamente, en toda escala y forma del Universo.
De modo que la fractura de Estados Unidos (sin alianza entre los polos resultantes, sino con otros países), de concretarse, como todo ahora indica que va a suceder, va a traer aparejado otro nuevo orden mundial, mediante otra reestructuración geopolítica, que va a convulsionar de nuevo al mundo, creando otra fase de peligrosa inestabilidad global.
De aquí que, en cierto modo, ni China ni Rusia van a ganar por completo, sino que solo transitarán a una fase distinta, en que habrá nuevos desafíos; en cierta forma más complicados y más peligrosos, como efecto de su mutua cercanía geográfica e interdependencia actual.
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