sábado, 14 de marzo de 2020

Más abusos cometidos por Ricardo Zúñiga Miramontes en el albergue CADIPSI DIF Guadalajara - Marzo 05, 2020 - Audio

Por Roberto Patrón Zepeda

Última actualización: Sábado 14 de marzo de 2020, 01:58 p. m.


Desde mi regreso al CADIPSI, el 31 de enero de 2020, los abusos en mi contra por parte de algunos de los empleados de allí han ido empeorando cada vez más, debido a lo muy arraigada que está en ellos la corrupción y a que ninguna de las personas de más arriba con que en el DIF Guadalajara he reportado estos problemas ha hecho nada por resolver ese grado extremo de corrupción.

Esta completa desatención es resultado, por supuesto, de que esas personas de más arriba son igualmente corruptas y holgazanes que las que ante ellas he reportado.

Entre los empleados más deshonestos en el CADIPSI con que los inquilinos estamos obligados a relacionarnos por estar allí, están Ricardo Zúñiga Miramontes, Diana Patricia Pérez Cortez y Frania Gutiérrez Rodríguez.

En cuanto a Ricardo Zúñiga recomiendo escuchar este otro reporte:

Abusos cometidos por Ricardo Zúñiga Miramontes en el albergue CADIPSI DIF GDL, en Guadalajara, Jalisco - Septiembre 19, 2019

De cada uno de estos tres empleados he padecido múltiples abusos desde el año pasado, inicialmente por la maldad con la que acostumbran tratar a otros (especialmente a los honestos), y después por haber mostrado mi desacuerdo con sus abusos, sin que nadie de más arriba les haya impuesto no sólo algún límite, sino hasta siendo apoyados, premiados, por ello.

De los múltiples abusos que Diana Patricia Pérez Cortez ha venido cometiendo hasta ahora, no he publicado nada hasta ahora, únicamente por falta de tiempo. Diana es cómplice de abusos, y compañera de turno, de Ricardo, y se defienden y solapan el uno al otro para continuar trabajando lo menos posible, y a la vez continuar abusando lo más posible, al igual que hacen Frania y Francisco Javier Díaz Balvier (otro de los "promotores", como se autollaman allí los encargados) durante el turno que comparten entre sí en fin de semana.

En tres de las principales ocasiones en que me he quejado por abusos cometidos por Ricardo, enseguida la toalla que me corresponde ha desaparecido de la cama en que duermo, y por ello he tenido que secarme con una de mis camisas la mayor parte del tiempo que allí he estado.

En cierto modo, que después describiré en detalle, Diana Patricia Pérez Cortez es, entre todos los corruptos que del DIF de Guadalajara he conocido, la más perversa y perjudicial por lo muy estudiado y planeado de su disimulo en los abusos que comete.

Es una de esas personas que se creen y tratan de ser muy "inteligentes" para abusar, sin tener idea, ninguna de ellas, de lo que es la verdadera inteligencia, por supuesto.

Sin embargo, en este reporte por ahora, voy a concentrarme principalmente en los abusos que Ricardo Zúñiga viene, al mismo tiempo que ella, cometiendo últimamente; porque Ricardo es un caso bastante más serio de malignidad; menos taimado que Diana, pero mucho más maligno al mismo tiempo.

En su afán por desquitarse de mis reportes y de deshacerse de mi incómoda presencia, Frania, Ricardo y Diana han tratado últimamente al máximo de aprovechar, y Frania hasta de crear, cualquier oportunidad posible para abusar también mediante la comida que me sirven; o cuando menos, podría ingenuamente decirse, de preocuparme por la forma oculta con que están buscando en cada turno suyo el modo de llevarlo a cabo.

La enorme cantidad de abusos que estas personas han cometido en mi contra y contra muchos otros inquilinos de muchas formas, hace especialmente razonable la necesidad de que la forma de servir los alimentos no se oculta, nunca.

Es asombroso incluso que los abusos de estas personas (de la mafia a la que pertenecen) estén llegando ahora hasta el grado de estarme viendo ahora forzado a explicar algo tan obvio.

Hay mucho más que decir y mostrar, con grabaciones, al respecto. Frania ha llegado, en estos abusos, hasta extremos de descaro todavía mayores, que mostraré también. Pero el caso de Ricardo y Diana ha llegado más lejos, mucho más, en cierto modo, por sus maneras, más abusivas aún, de reaccionar a sus pretensiones de seguir cometiendo esos abusos y otros, como, por ejemplo, las muy cuantiosas desapariciones de comida durante sus turnos, atribuibles solamente a robos hechos por ellos mismos, al tiempo que los inquilinos, al igual que en el turno de Frania y Javier, comemos mucho menos de lo sanamente necesario, y de lo que, obviamente para todos los que pernoctamos en este lugar, se compra para ello, y de lo que hay y todos vemos cada turno.

En los turnos de estas cuatro personas, en la gran mayoría de los casos, se nos sirve únicamente menos de la mitad de un plato hondo normal* de comida (con frecuencia frijoles enteros), tres tortillas y tres cuartas partes de un vaso de alguna bebida endulzada. Sin posibilidad de pedir más y recibirlo, normalmente, a la vez que al lavar los trastes y asear la cocina los inquilinos, llegamos, todos, a ver que queda la mitad de las cazuelas y ollas de comida y de bebida, en los turnos de estas cuatro personas.

* Muchos de estos platos allí son más pequeños de lo normal.

A diferencia de en los turnos de Tere Aguiñaga MartínezCarlos Ortiz Longoria, cuando toda la comida disponible para ello es normalmente servida a los inquilinos, a menos que realmente sobre (tras haber comido todos sin insuficiencia ni con exceso), lo cual es raro. En lugar de hacer que la comida "sobre" porque se alimenta simbólicamente a los inquilinos, porque se le hambrea y subalimenta para robarse a manos llenas y con todo descaro la mitad de lo que es para todos los albergados, no para los empleados, a quienes para ello se les paga, y no precisamente poco.

A propósito de los sueldos de estos empleados, este es otro aspecto muy importante en que en el CADIPSI y en el DIF en Guadalajara se están cometiendo enormes abusos, muy descarados ante los empleados mismos, y ante quienquiera que llegue a enterarse lo suficiente.

Por supuesto, para informarse a este respecto es muy insuficiente ver las listas de los sueldos publicadas por Internet. Eso por sí solo prácticamente no nos dice nada a nadie. Para darnos una idea de lo que ello realmente implica hay que saber también cuánto cada cual trabaja (días a la semana) y cómo trabaja.

Voy a publicar un artículo aparte al respecto.

Este día Ricardo Zúñiga se enfureció, como es normal en él, en mi contra por haberle hecho yo el justo y razonable comentario, que ningún otro inquilino se atreve nunca a hacerle, de que no veía yo una razón por la cual me estaba él regateando (sin usar yo esta palabra en ese momento), esto es, trataba de negarme, llevar algo de beber (además de un poco de comida que le pedí, entregándole el boleto de permiso para ello), puesto que, tras haber desayunado ya todos esa mañana, había quedado la mitad (unos 25 vasos) de la olla de atole, y la mitad (unos 25 platos) de la cazuela de comida.

Esas mitades de ollas o cazuelas de comida corresponden al 100% de lo que muy escasamente el total de los inquilinos del albergue allí desayunamos, o cenamos. O dicho de otra forma, esta mañana, como muchas otras mañanas y noches en los turnos de Ricardo, Diana, Frania y Javier, se nos dio de malcomer (insuficientemente) únicamente la mitad de lo que para los inquilinos fue preparado por las cocineras horas antes.

Los alimentos (y otras muchas cosas) en el CADIPSI pasan por cuando menos dos grandes "filtros" (puntos de robos cuantiosos) muy claramente identificables: las cocineras que los preparan (al respecto, véase mi publicación Presuntos robos en el CADIPSI DIF Guadalajara - Testimonio de un policía que allí trabajó - Dic-12-2019 - Audio) y, horas después, los sedicentes "promotores" que, cuando son los cuatro que aquí menciono, sirven solamente la mitad de esa ya "mágicamente" transformada ("la carne, son tan magos, que la convierten en soya...", según el testimonio de un policía que allí trabajó) desde la cocina.

Los inquilinos vemos y padecemos, con hambre, casi a diario (en todos los turnos de Ricardo, Diana, Frania y Javier) estos muy descarados y enormes robos, que son enormes cada día, e incuantificables durante los muchos años que ya llevan cometiéndolos.

Ricardo Zúñiga Miramontes, por ejemplo, hace alarde, a fin de desanimar a quien lo critique, de llevar ya 17 años "trabajando" allí; como si eso fuera alguna prueba de su honestidad, tan evidentemente escasa. Los otros tres llevan ya también tiempos similares, no sólo abusando de múltiples otras formas, sino también mediante estos robos, y otros más presumiblemente.

Tras dicho comentario que a Ricardo hice, éste se quedó sin dar ninguna explicación a ello, tan solo objetando que "no es en base a la cantidad" que hay, lo que se sirve.

En esta misma grabación, se muestran y aclaran cosas que por ahora aquí no menciono, por no repetirlas. Pero hay mucho más que decir al respecto, puesto que en los días siguientes los abusos cometidos por Ricardo y Diana se han hecho mucho mayores, incluyendo ahora la más activa complicidad, en mi contra, del pretenso psicólogo Francisco José Preciado López, del director del albergue Jorge Ramón López Ramírez y hasta del, nuevo, policía en turno del viernes siguiente a este día, el 06 de marzo, quien no pudo resistir la tentación de aprovechar la oportunidad de también meterse en una discusión contra alguien contra quien ya tres estaban arguyendo con obvias mentiras y enormes absurdos.

Inicio de esta grabación de audio: 05:36:18 am
Duración: 1:20:17

Las siguientes son algunas de las partes destacables de esta grabación:

En el minuto 48:12 de este audio, pido a Ricardo en la cocina lonche para llevar y comenzamos a discutir al respecto.

50:43 Ricardo, ingenuamente, tratando de ser juez y parte también conmigo, me dice que le ponga por escrito lo que acabo de decir.

51:15 Le digo que no lo voy a hacer porque "Es absurdo que yo me queje de ti contigo", mientras Ricardo estaba con el celular en el oído, como reportándome con alguien.

55:05 Platico al respecto con Douglas (uno de los inquilinos), en el dormitorio de arriba.

59:30 Terminamos de platicar Douglas y yo.

1:03:15 Hago a Juan Carlos (el otro promotor en turno) el comentario de que Ricardo en la cocina acaba de enojarse conmigo porque al estarme regateando darme algo líquido para llevar de lonche le hice el comentario de que se estaba quedando la mitad de la olla de atole.

1:04:00 Terminamos de platicar Juan Carlos y yo.

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